jueves, 5 de mayo de 2011

MAR DEL PLATA III

 continúa desde el post MAR DEL PLATA II http://poetskeleto.blogspot.com/2011/04/mar-del-plata-ii.html


la tarde que al caer lo deja todo intacto, no se lastima. lobos y barcos acompañan.


XII

Me senté un rato en el balcón, traté de escribir sin lograr nada bueno, ¿Te gusta el whisky? Me preguntó Vincent así como de la nada. , respondí y me entregó una chata de una marca que perfectamente podría pronunciar, pero debido a que su calidad es de una extraordinaria semejanza con el McAlbert, joya de la licorcultura dominicana, prefiero no hacerlo. Tendrá su momento pensé y lo guardé en el morral, pero el caso es que Vincent y yo hablamos un rato de nuestros respectivos viajes e impresiones sobre la vida nocturna de Mar Del Plata, descubrí una sensibilidad que no había logrado sospechar y en algún punto -antes o después del Whisky- me invitó a una fiesta, que en el camino caí en cuenta que se trataba de una de disfraces... De cualquier modo, primero fue necesario hacer una necesaria parada técnica: milanesas. Luego una segunda parada técnica: teipi (cinta adhesiva para quienes no son versados en la jerga "técnica" dominicana) necesario para fijar las garras de wolverine, que había sido el disfraz elegido por Vincent, de quien debo decir que debido a su pelo, las pastillas y la forma de su cara consiguió lograr un asombroso parecido. Una vez cumplidos estos importantes requerimientos, caminamos un par de kilómetros hasta el lugar. La mar estaba en calma, la noche fresca, abierta.


XIII

De esa noche: la calma en el aire, el edificio angosto, la música en la azotea, el libro para la cumpleañera, la boda de las maquillistas y el fantasma de papel, los ojos de Magda, la luna, un balcón, las palabras de María, un bailar en la calle, un viaje en autobús, una promesa que seguro no se cumplirá.. La mañana siguiente, un quedarnos dormidos en la playa y una "leve" insolación. Después una ducha, un correr a la estación, un par de abrazos, un nos vemos en Rosario, un adiós. Para entonces ya nos habíamos despedido de Javier, Guada y Guido y Javi, al Vincent no lo ví, pero lo volvería a ver en el camino. Sara y María subieron al bondy a mitad de la tarde. Al caer el sol salí hacia Puerto Madryn. Había espacio para soñar.


XIV

Ya en el autobús, con las luces apagadas pensaba en una conversación con Sara y María sobre la necesidad de la esperanza. Ya habíamos cenado y el Totem estaba repleto: gente en la cocina, gente frente al televisor, gente en las habitaciones, gente en el piso, en el billar. Nosotros éramos los del piso. Yo quería tener que ofrecerles, pero no era el caso. Solo sentía que podía hablar desde mis fracasos: como gente, como revolucionario, como pareja, como profesor, desde este recién asumido miedo a la presión de ser referente para otros, yo que bien sabía que no podía ser ejemplo para nadie, lo cual parecía un punto de partida muy extraño y lo era.. sin embargo en mi cabeza parecía tener sentido. Me conmovió escucharles hablar sobre las formas en que lidiaban ellas con la indiferencia y apatía de sus medios. Si bien pensaba que esa era una conversación para alguien organizado, asumí no evitarla, ni esconderme. Porque el caso es que siempre habrían excusas para sentirnos miserables y no ser justos: yo no sé si doy para revolucionario, ciertamente he sido terrible como pareja y ya no me interesa ser profesor... cada quien tiene sus rollos y sus sillas.. pero si algo bueno tiene tocar fondo es que llegas a ese punto en que no te queda espacio para mentirte, y cada pequeña decisión toma aires de trascendencia.

Entre muchas cosas a mi me toca asumir mi manejo del poder y en especial mi machismo. Lo bueno es que esta vez tenía algo que antes no veía: ejemplos míos, muy claros y concretos a partir de los cuales trabajar, y por ahora -porque así lo había decidido- me tocaba hacerlo solo. Esa noche decidí aceptarlo en voz (o letra) alta y no rehuirle a la discusión politizada y política cuando la oportunidad se presentara, aunque por ahora, no me animaría a iniciarlas.

Yo crezco también cuando la gente que me rodea crece y es feliz, recordé. Sentí nostalgia. Sonreí. Salir de Mar del Plata con su sobredosis de gente, sus leones marinos, sus barquitos pintorescos, sus taxistas neuróticos, sus amaneceres, sus puestas de sol, sus los pies de ellas mojados y azules en la luz de su arena.. me hizo palpar lo mucho que había extrañado la mar. De algún modo, era también una necesidad orgánica. Una vez más traté de dormir.. agradecido .Algo de azul en los párpados..


entre acantilados y azules yo.. prefiero seguir sus pasos.




H.
MAR DEL PLATA 29-31 ENERO 2011.-


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